miércoles

DOÑA FRANCISQUITA SEGUNDA PARTE (FINAL)


Acto II:
8. Cofradía de la bulla, que comienza en ritmo de fandango “No sabes niño del alma” y sigue con un pasacalle “Alza Pilili”.
9. Dúo de Francisquita y Fernando “Le van o oír no sea usted imprudente”, apasionado.
10. Romanza de Fernando “Por el humo se sabe donde está el fuego”, cantado por la mayoría de los grandes tenores españoles.
11. Dúo de Aurora y Fernando, “Escúchame” con influencias aflamencadas, que llega a su climax con “Escucha mi bien” y su respuesta “Me gustas mujer”.
12. Escena “Fui demasiado vehemente” y concertante, que, en la parte de Fernando, dice “Ay Madrid del alma”.
13. Escena “Los que quieran patatas y vino añejo”. Acto III:
14. Coro de románticos “donde va la alegría”, forma parte de la cúspide musical de esta obra y, a mi entender, de todo el género de la Zarzuela .
15. Escena que comienza con aire de seguidilla “Aurorilla la Beltrana ¿no quiere cantar?”, sigue con un bolero o canción del Marabú “A un jilguero esperaba mi jaula de oro” y termina con un fandango instrumental.
16. Dúo algo acaramelado de Francisquita y Fernando contentando al padre de éste y
17. Repetición del coro “Canto alegre da la juventud”.

ROMANZA DE FERNANDO "POR EL HUMO SE SABE DÓNDE ESTÁ EL FUEGO"

FERNANDO
(Con sentimiento y fantasía.)
Por el humo se sabe donde está el fuego;
del humo del cariño, nacen los celos.
Son mosquitos que vuelan junto al que duerme
y, zumbando, le obligan a que despierte.
¡Si yo lograra, de verdad, para siempre,
dormir el alma, dormir el alma!
y en la celdilla del amor aquel, borrar el vértigo de aquella mujer.
Por una puerta, del alma va saliendo la imagen muerta.
Por otra puerta llama la imagen que podría curarme el alma.
Se me entra por los ojos y a veces sueño que ya la adoro.
Cariño de mi alma recién nacido,
la llama extingue, ¡ay! de aquel cariño.
¡Vana ilusión!
En amores no vale matar la llama
si en las cenizas muertas queda la brasa.
El amor se aletarga con los desdenes
y parece dormido pero no duerme.
¡Ay, quién lograra de verdad, para siempre,
dormir el alma, dormir el alma!
y en la celdilla del amor aquel, borrar el vértigo de aquella mujer fatal.
¡Ay! ¡Fatal!

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