lunes

GIGANTES Y CABEZUDOS


Zarzuela cómica en un acto, con texto original de MIGUEL ECHEGARAY y música de MANUEL FERNÁNDEZ CABALLERO.

Aunque el libreto recayese sobre un tema harto manido como el patriótico e incluso se le achacase la inoportunidad de mentar la soga en la casa del ahogado, al contarnos el infeliz resultado que tuvo el responder con honor a la mendaz provocación de una nación entonces emergente, la música y los intérpretes lograron uno de los mayores éxitos de la historia de la zarzuela. Se puede decir que esta vez hubo casi unanimidad en la prensa, que además personalizó el triunfo, sobre todo, en una cantante: Lucrecia Arana, que recibió los mayores elogios en todas sus intervenciones. La excepción, matizada eso sí, en esta unanimidad se refleja en “El Imparcial” al señalar que “la cosa, en verdad, no es para tanto, y pese a los que confunden la hinchazón con la robustez, a la apoteosis de anoche hay que quitarle mucho -jierro-. Ni tan gigantes, ni tan cabezudos” Pese a todo, y aunque estima que se abusa de la jota, ensalza la romanza de la carta y el coro de repatriados.

Leyendo a Deleito y Piñuela sabemos que “el entusiasmo del público superó a todo lo imaginable. La gente se rompía las manos de aplaudir. Se repitieron todos los números, se ovacionaron todas las decoraciones y todas las escenas”.

La obra es un canto a la bravura aragonesa, una apoteosis de la jota que aparece ya en el primer número “Anda ve y dile al Alcalde” como final a la disputa de vendedoras, resplandece en el tercer número “Si las mujeres mandasen” y estalla en el quinto con la de los de Calatorao “Por ver a la Pilarica” y con la guinda “Luchando tercos y rudos”. Junto a estas páginas, otras memorables como la bizarra romanza de la carta, la apoteósica salve final y, sobre todo, el celebérrimo coro de repatriados que, al decir de Salvador Valverde, “es una marcha lenta, triste, impregnada de cansancio y amargura, donde asoma un instante la jota, con acentos de nostalgia”.
Comienza la acción en la plaza del mercado en Zaragoza, Antonia y Juana, enfrascadas en una sonora disputa, han llegado a las manos, algunas mujeres intentan separarlas, pero la acusación de robo, hecha por Juana a Antonia, vuelve a avivar una disputa que zanja definitivamente el tío Isidro. Antonia se reintegra a su puesto de venta de verduras, entre los comentarios de las mujeres que alaban su carácter alegre, pese a su mal genio. Timoteo, con su uniforme de guardia municipal, informa a las vendedoras que va a aprobarse un nuevo arbitrio, levantando por ello sus más airadas protestas. Aparece Pilar y se confía a Antonia, hace más de seis meses que no tiene carta de su novio que está en la guerra. El tío Isidro regaña a Pilar por haber abandonado sus quehaceres y Antonia, de nuevo, se mete en porfía, con su clientela. Timoteo quiere intervenir, pero se echa atrás porque Antonia es su esposa, llega el Sargento buscando con la mirada a Pilar de quien está enamorado. Regresa Pilar con una carta en la mano, está segura de que es de su novio, pero no sabe leer y la ansiedad la domina. Pascual, un joven serio y trabajador que la quiere con pasión, se ofrece a leérsela, a pesar de los celos que siente. En la carta, el novio de Pilar, Jesús, describe su triste situación, pero renueva también toda su pasión por ella. Pascual se marcha apenado, contrastando con la alegría de Pilar que enseña a todos la carta. Pero el Sargento regresa diciendo que también él ha recibido una carta de su novio, donde le dice que se ha casado con otra, la muchacha no le cree. Se forma un alboroto general cuando los alguaciles presentan a las vendedoras el impuesto anunciado, con las mujeres, atrincheradas entre sus carros de venta y asegurando que si ellas mandaran otra cosa sería el mundo. Los alguaciles se quieren llevar a quien más protesta que es, por supuesto, Antonia, pero Timoteo, al ver a su esposa en tal coyuntura, se pone de parte de las alborotadoras.

Al lado del río, viéndose al fondo Zaragoza con sus torres y cúpulas, van de pesca Timoteo, a quien han cesado de su cargo, y Pascual. Entra un grupo de repatriados, que regresan derrotados en la guerra. Entre ellos, se encuentran Jesús, el novio de Pilar y su amigo Vicente. Todos lamentan el tiempo que estuvieron ausentes y la alegría de reencontrarse con su ciudad, que tanto aman. En la plaza del Pilar, el Sargento encuentra a Jesús que le dice que viene a casarse con su novia. El Sargento dolido se inventa la historia de que Pilar ya es la esposa de un rico indiano, que hizo su fortuna en México. Pero, aragonés hasta la médula, Jesús afirma que ha vuelto para casarse con Pilar y lo hará, aunque tenga que matar a su rival. Una vez que los dos entran en la Basílica, aparece un grupo de baturros que viene desde Calatorao en peregrinación a ver a la Pilarica. Llegan Pilar y Antonia y tras ellas los cabezudos persiguiendo a la chiquillería, y luego los gigantones, al son del tamboril y la gaita. Pese a encontrarse triste, Pilar, en medio del baile y la fiesta, es capaz de entonar una briosa jota. Poco tiempo después, Pilar ha creído oír en el interior del templo la tos de Jesús, que antaño les servía de contraseña. Sospecha que el Sargento la está engañando y le tiende una trampa. Le da a leer la carta que recibió de su novio.

El Sargento cambia el texto a su favor, inventando una posdata en la que Jesús recomienda a Pilar que se case con él precisamente, quemando luego la carta. Pilar reacciona violentamente al descubrir la engañifa y el Sargento, arrepentido, regresa con Jesús dejando para siempre tranquila a la pareja.

Índice de escenas
1. Introducción y disputa “Hay que separarlas, van a hacerse mal”, escena de las vendedoras “Tiene un carácter como una fiera”, salida de Timoteo “Ya Timoteo viene hacia acá” y tiempo de jota “Anda ve y dile al Alcalde”. 2. Romanza de Pilar “¡Esta en su carta! ¡Esta es su carta! 3. Jota “No nos asusta nada en la tierra…..Si las mujeres mandasen” y motín de las mujeres “No hay que ceder, no hay que ceder, hay que luchar”. 4. Coro de repatriados “Por fin te miro, Ebro famoso”. 5. Coro “Zaragoza de gala vestida está”, jota de los de Calatorao “Por ver a la Pilarica”, salida de los gigantes y cabezudos “Cuando era niña y jugaba” y jota “Grandes para los reveses…. luchando tercos y rudos”. 6. Salve “Se marchó de seguro, desesperado”.



ROMANZA DE PILAR "ESTA ES SU CARTA"




CORO DE REPATRIADOS




CORO DE REPATRIADOS Y JOTA




JOTA "LUCHANDO TERCOS Y RUDOS"


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